Yo te miro, Humanidad, enloquecida,
Buscando tus pedazos esparcidos,
Tu unidad perdida.
Miro tu sangre escurriendo sin sentido,
Sin fecundar la tierra prometida,
Sin que florezca tu fertilidad dormida.
¡No puede ser!, Humanidad,
La negación de tu razón implícita,
La afirmación del desamor y la ignorancia.
No pueden ser tu hambre y tu miseria,
Tus neuronas con substancia pervertida,
No pueden ser las venas reventadas de un soldado,
En el polvo de cualquier trinchera.
Me resisto a escucharte Humanidad,
Tus lamentos son como cínicas estrofas;
Si no quieres sufrir ¿por qué te hieres?
Y si te hieres,
¿Por qué tu sufrimiento no hace abonar tu valentía?
Si la muerte de tu ser es privilegio,
Que antecede a cada renacer de tu esperanza,
Si la muerte con su manto obscuro,
Cubre la preñez de cada nuevo día,
No debe ser Humanidad
Que tu muerte sea una muerte segundona,
Que no llegue a tu encuentro,
Con los bellos ropajes de un guerrero,
Que habría muerto luchando por la vida.
Donde está tu inteligencia,
Donde están tu razón, tu pasión y tu conciencia,
Tus pintores y tus músicos,
Tus poetas, tus científicos,
Donde están los que busquen contestarme,
A mí, que me he erigido en juez supremo
Con todas estas álgidas preguntas,
A mí que soy la Humanidad enloquecida,
Que soy espejo frágil de todo su infinito,
Que estoy roto en mil pedazos esparcidos,
Llorando la unidad perdida.
Quiten sus manos del yunque y del arado,
Todos los intelectuales corrompidos,
Que no sufra más la inteligencia,
Que pueda calentar la mano encallecida,
El fuego más profundo del espíritu,
La pasión por transformar el mundo
Mi pasión de Humanidad,
Mi coraje y mi sueño nunca pervertidos.
Que pueda ser yo todo el mundo,
Que pueda ser el cauce y ser el río,
Que pueda saber donde nací,
Que pueda saber a donde llega,
Tu grandeza reprimida
¡Basta Humanidad! No te detengas,
Caminemos tu yo,
Escurriendo nuestra sangre
De una herida luminosa,
¡No puede ser Humanidad!
Que estés vencida.
Enrique /2014